Asier

Asier fue un niño muy buscado desde el principio. Al año de casarnos decidimos que ya era hora de ser padres. Tuve un embarazo muy bueno, apenas me enteré. Estando de 36 semanas fui al médico porque apenas le sentía. Estaba con la tensión alta y me la empezaron a controlar. Al ver que no mejoraba a la semana decidieron provocármelo. El parto, en un principio, no iba mal, vamos, que hubiera podido tener más niños porque apenas me enteré. Pero a la hora de la expulsión, Asier no quería salir, yo empujaba y él para dentro. Me metieron mano varias personas. Ahí creemos que hubo algún problema.
Esa noche veía que el niño hacía cosas raras y se lo llevaron, lo dejaron ingresado en neonatos. A los cuatro días lo mandaron a casa. Cuando tenía 12 días, la pediatra me lo manda a urgencias porque no lo veía bien. Lo ingresan dos semanas y dicen que tiene una polimnea.
Al mes, cuando nos íbamos a dar un paseo los tres, de repente Asier se quedó muerto en brazos de su padre. No esperamos ni ambulancia ni nada, arrancamos. Pensé que nos matábamos por el camino de la velocidad que íbamos. Lo reanimaron en poco tiempo, lo que no sabían era cuánto tiempo había estado en parada antes de llegar. Entró en coma, durante dos semanas no sabíamos si iba a salir, nos decían que tirada para adelante iba a quedar muy mal, podía quedar postrado en una cama, ciego…pero vivió. Y empezó la lucha por Asier.
Estuvo tres meses en el hospital. Fueron muy duros. El año siguiente fue horrible por cosas que prefiero no contar pero que alguno de vosotros sabéis. Comenzaron las sesiones de fisioterapia en Cruces, su fisio decía que era un bebé muy trabajador y que lucháramos. Mis padres nos ayudaron muchísimo, se merecen lo más. En una cita que teníamos de oftalmología coincidimos con los médicos de la UCI y alucinaron cuando lo vieron. Tendría seis u ocho meses. Eso nos dio fuerza para seguir adelante.
A los dos años empezó a ir al cole, uno público. Le vino muy bien. A los tres años ya le pusieron fisio y logopeda. Estaban muy contentos porque era un niño muy alegre y trabajador.
Ese año, en 2010, se formó una asociación en el pueblo, Gure Señeak, para niños con enfermedades raras y en situación especial. Nos apoyaron muchísimo en todos los sentidos. Hoy en día seguimos con ellos porque son un apoyo para nosotros.
En esos meses mis padres vieron un caso en “Espejo Público” de un niño que su madre pedía ayuda para volver hacer un tratamiento que había ido fantástico: NIPACE. Mis padres y mi hermana me animaron a probar. La asociación me dijo que fuéramos, que estuviéramos tranquilos, que ellos nos ayudarían con los gastos. Y así empezó como fuimos la primera vez a Nipace. Bendito Nipace y su gente.
Asier llegó a Nipace andando agarrado de mi mano, si lo soltaba daba unos pasitos y caía. Aquel año fue el más corto de los tratamientos porque fue en enero y se quedó en tres semanas, pero fue el más espectacular. Se soltó a andar solo. Su padre es una persona bastante negativa, de los que ven el vaso medio vacío. Cuando vino a recogernos después de todo el mes casi sin verle, cuando vio que empezaba a andar solo se puso a llorar. A los quince días de llegar a casa, estando en carnavales y rodeado de gente se soltó definitivamente. La gente haciéndole fotos, llorando. Fue una de las cosas más emocionantes que me ha pasado. Lo que sentí en ese momento no lo puedo explicar. Desde ese momento Nipace para mí ha sido de las cosas mejores que han pasado por mi vida.
Desde aquel año Asier ha ido mejorando mucho. En Bilbao seguimos haciéndole cosas, ha montado a caballo, ha hecho piscina, fisio… todo sin agobiarle. En el cole sigue con su fisio, logopeda, pt y auxiliar. Ahora andamos insistiendo mucho con la terapia ocupacional para esas manitas que las tiene flojitas, para el día de mañana poder tener más autonomía.
Aparte de todo ello seguiremos yendo mientras podamos a Nipace porque ellos tienen mucha culpa de que su neuro diga que Asier es un milagrito y que es un ejemplo.
Todos, desde Ramón, su presidente, una buena persona, siempre pendiente de todo y de todos, pasando por Nora, Mayte, que estuvieron desde el principio ayudándole y apoyándonos, todos sus fisios, hasta Saioa e Isabel, siempre pendientes de los padres que estemos contentos, y sobre todo para mí, YOLA, han sido un gran apoyo.
Gracias a ese ambiente que se respira, con ganas de que Asier avance y se sienta bien, hace que él saque las fuerzas para seguir mejorando y luchando.
GRACIAS, NIPACE!

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